El modelo social de discapacidad

Orígenes, caracterización y plasmación en la Convención Internacional sobre los Derechos de las  Personas con Discapacidad.
(Agustina Palacios)


La Organización Mundial de la Salud (OMS) en su Clasificación Internacional de Deficiencias, Discapacidades y Minusvalías (CIDDM), señala que discapacidad es toda restricción o ausencia (debida a una deficiencia) de la capacidad de realizar una actividad en la forma o dentro del margen que se considera normal para un ser humano.[1]

Mientras que en su Clasificación Internacional de Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (CIDDM-2), indica que discapacidad es un término baúl para déficits, limitaciones en la actividad y restricciones en la participación. Denota los aspectos negativos de la interacción entre el individuo  (con una condición de salud) y sus factores contextuales individuales (factores ambientales y personales).[2]

Así también la Real Academia Española define el concepto de discapacitado como Dicho de una persona que tiene impedida o entorpecida alguna de las actividades cotidianas consideradas normales, por alteración de sus funciones intelectuales o físicas.[3]


DISCAPACIDAD EN LA AGENDA SOCIAL EMERGENTE.

Primeramente, es necesario tener presente que desde la antigüedad existen diversas concepciones sobre la discapacidad, donde es posible distinguir dos perspectivas: era resultado del pecado o una enfermedad, por lo que era considerada un asunto netamente médico; sin embargo, estas concepciones han ido desarrollándose en la sociedad.

La discapacidad es un tema incuestionablemente relacionado a los Derechos Humanos, pasando de una concepción caritativa en que las personas discapacitadas sufrían menosprecio, exclusión y persecución, a lo que actualmente es un fenómeno social complejo que requiere la satisfacción de determinadas necesidades básicas para las personas con discapacidad.

Uno de los objetivos primordiales a ser considerado sobre la discapacidad en la Agenda Social Emergente debe ser el principio de vida independiente para que las personas con discapacidad puedan desarrollar su plan de vida de conformidad con su propia elección[4] y el derecho a la igualdad, en que el principio de diálogo civil sea un espacio donde las personas con discapacidad sean consideradas en asuntos que las involucren.


MODELOS CONCEPTUALES HISTÓRICOS.

A lo largo de la historia es posible distinguir tres modelos de tratamiento, que se ha absuelto a las personas con discapacidad, y que actualmente conviven en mayor o menor medida en algunos ámbitos.

Modelo de Prescindencia.

Este modelo considera el origen religioso de la discapacidad, en el cual las personas con discapacidad son consideradas innecesarias por estimar que no aportan a la comunidad o que albergan mensajes diabólicos como consecuencia del enojo de los dioses.

Por este motivo, la principal consecuencia es la decisión de la sociedad de prescindir de las personas con discapacidad, es decir, las considera como objeto de caridad y sujetos de asistencia, por medio de políticas eugenésicas, o situándolas en un espacio destinado para los “anormales” y las clases pobres.
Dentro de este modelo se distinguen dos submodelos, que coinciden en sus primicias pero que poseen consecuencias distintas:

Submodelo eugenésico: Cronológicamente se sitúa en la antigüedad clásica, donde el origen de la diversidad funcional conlleva a que las personas con discapacidad sean temidas y/o perseguidas, debido a su condición de innecesariedad o carga,  cuya solución se da por medio de la aplicación de políticas eugenésicas. Ante esto, los niños y niñas con diversidades funcionales congénitas son sometidos a infanticidio, y en el caso de detectarse con posterioridad, las personas con discapacidad debían apelar a ciertas prácticas como medio de subsistencia, tales como ser objeto de burla o diversión.

Submodelo de marginación: Cronológicamente se sitúa en la Edad Media, donde el único sentido de la vida de una persona con discapacidad es ocupar el sitio de los marginados y las clases pobres, cuya solución es su exclusión o marginación a causa de la subestimación, temor y rechazo. De esta forma, la mayoría de los niños y niñas afectados, mueren debido a la falta de interés en salvar sus vidas o por invocación de la fe como medio de salvación, viéndose obligados a apelar a la caridad por medio de la mendicidad y ser objeto de diversión.

Modelo Rehabilitador

Es situado a fines de la Primera Guerra Mundial, en los inicios del Mundo Moderno, considerando el origen científico de la discapacidad, derivadas en limitaciones físicas, psíquicas, mentales o sensoriales individuales de las personas, en el que dejan de considerarse inútiles o innecesarias, en la medida en que sean rehabilitadas.

Su objetivo principal es normalizar a las personas con discapacidad, aunque ello implique forjar a la desaparición o el ocultamiento de la diferencia que la misma discapacidad representa,[5] por lo que, es considerada entonces como un ser dependiente que necesita ser rehabilitado a fin de recuperar su dignidad, siendo el problema: la persona con sus diversidades y dificultades psíquica, física, mental o sensorialmente.

Como resultado de la utilización de avances y tratamientos médicos, gran parte de los niños y niñas tienen una mayor probabilidad de supervivencia, y la educación especial se convierte en una herramienta ineludible encaminada a la normalización de las personas.

Modelo Social

Se sitúa a mediados de los años sesenta como resultado de la lucha de personas con discapacidad frente a la situación de opresión social, por lo que este modelo considera el origen social de la discapacidad, como resultado de una sociedad que no considera las necesidades de todos, sino solo de determinadas personas denominadas estándar. Siendo entonces, las personas con discapacidad un aporte a la sociedad en igual medida que el resto de personas, pero siempre desde la valoración y el respeto de la diferencia.

Desde esta perspectiva, está relacionado a los derechos humanos, con el fin de potenciar el respeto por la dignidad humana, la igualdad y la libertad personal, propiciando la inclusión social, y sentándose sobre la base de determinados principios.[6]

Respecto lo anterior, las respuestas sociales buscan la inclusión por medio de la igualdad de oportunidades, por lo que los medios de subsistencia plantean métodos de seguridad social y trabajo ordinario aceptando de manera excepcional el empleo protegido.

En este sentido, la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad es un instrumento elaborado por organizaciones de personas con discapacidad, en que éstas mismas adoptaría el modelo social a la hora de comprender el fenómeno de la discapacidad.


MODELO SOCIAL E INTERVENCIÓN DE TRABAJADORES SOCIALES EN LA POLÍTICA SOCIAL.

El modelo social es entendido por medio de la consideración de la discapacidad como un asunto de Derechos Humanos previsto en diversas legislaciones que aspiran al mejoramiento de las personas con discapacidad, sin embargo, aún existe una carencia de ciertos valores inherentes a los derechos humanos en el contexto de la discapacidad, provocando problemas de dignidad humana en ciertos tipos de diversidad funcional.

En relación a lo planteado anteriormente, el Trabajador Social deberá tener en cuenta la ética de la justicia en igualdad de las personas, de sus posibilidades y oportunidades; así también debe reconocer, identificar y atender las particularidades de la persona o grupo con el que trabajará, partiendo de problemas y necesidades para así orientar hacia un proceso de resolución de los problemas y uso de herramientas de planificación cuyo objetivo es la búsqueda de una mejor calidad de vida.

En consecuencia, durante la intervención del Trabajador Social se producen situaciones intensas de compromiso con la persona, familia o grupo, sosteniendo y apoyando en forma individual las posibilidades de despliegue de su individualidad y la concreción de  sus proyectos.

En cuanto a Políticas Públicas, el Sistema Universal de protección, es decir, los tratados de Derechos Humanos de las Naciones Unidas posibilitan la protección jurídica de las personas con discapacidad, por lo que ésta es la principal herramienta de la cual el Trabajador Social deberá tener pleno conocimiento a fin de garantizar una aplicación en igualdad de condiciones junto a instrumentos específicos de protección de la discapacidad, tales como la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, que constituye a la discapacidad como un ámbito temático específico en el sistema universal de proyección de los derechos humanos, y que desde la etapa de su elaboración ha respetado muchas de las consignas del modelo social.[7]

La finalidad el Trabajo Social es entontes, el compromiso con un sector vulnerado históricamente, donde la intervención requiere como condición el trabajo interdisciplinario e intersectorial, de saberes de  profesionales y de sus destinatarios. [8]

Por tales razones, los objetivos de la intervención del Trabajador Social son:

- Promover el bienestar social de la persona con discapacidad teniendo como finalidad el desarrollo de su calidad de vida.
- Propiciar la inserción de las personas con discapacidad a su ambiente familiar y social contribuyendo a potenciar la supresión de las barreras que impiden una integración plena.
- Incentivar a grupos y personas con discapacidad a la participación en la generación de proyectos y actividades que interesen aspectos de su vida.
- Impulsar y apoyar la investigación, aplicada al estudio y solución de problemas.
- Favorecer el desarrollo de conductas solidarias, humanas y proactivas que apunten a impactar en las políticas públicas y en la conciencia colectiva, contribuyendo a la paulatina y total desaparición (en el proceso de equiparación de diferencias y oportunidades), de la discriminación, la marginación y el aislamiento.
- Intervenir en las situaciones de vulneración de los derechos de las personas con discapacidad, interponiendo la mediación en la resolución de conflictos declarados y la denuncia cuando no se cumplan los derechos.


APORTES DEL TRABAJO SOCIAL

Las personas con discapacidad psíquica, visual, auditiva o del habla, las que tienen movilidad reducidas, todas ellas se enfrentan a obstáculos distintos, de índole diversa, que han de superarse, en cada caso, de manera diferente.[9]

Por ende, la actuación profesional del Trabajo Social debe ejercerse éticamente en todos los ámbitos y niveles de intervención, especialmente en discapacidad y salud mental ya que adquiere características particulares por el nivel de compromiso en un proceso que debe evolucionar hacia la autonomía de la persona, grupo o familia que se está actuando, por lo que exige no perder de vista su finalidad,  manteniendo un equilibrio entre el acercamiento afectivo y la promoción de la independencia, en el sentido del tratamiento de sus necesidades y la resolución de sus problemas.

Por ejemplo, nuestro accionar implica una actitud ética  donde las consecuencias tienen dos destinatarios principales: la persona que necesita ayuda pero también el propio profesional, donde difícilmente una acción o decisión que ha cambiado una vida, pueda ser olvidada, pero además puede las decisiones tienen efecto sobre la conciencia personal de los profesionales; sin embargo, hay otros destinatarios relacionados tales como: familiares de la persona asistida, colegas y residentes, en los cuales comienzan las bases de una intervención.


BIBLIOGRÁFIA

Academia Española. (2001), Diccionario de la lengua española. Madrid: Real Academia Española.

OMS. (1980). Clasificación Internacional de Deficiencias, Discapacidades y Minusvalía. Ginebra: Organización Mundial de la Salud.

OMS. (2001). Clasificación Internacional de Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud. Ginebra: Organización Mundial de la Salud.

Palacios, A. (2008). El modelo social de discapacidad: Orígenes, caracterización y plasmación en la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Madrid: Ed. Cinca.

Parra, I. y Arévalo A. (2008). Factores determinantes en la inclusión laboral de las personas en condición de discapacidad. Bogotá: Trabajo de grado.

Trigueros, I. y Mondragón, J. (2005). Trabajador Social. Temario para la proposición de oposiciones Campos de Intervención del Trabajador Social. España: Ed. Mad.







[1] OMS. (1980). Clasificación Internacional de Deficiencias, Discapacidades y Minusvalía. Ginebra: Organización Mundial de la Salud.
[2] OMS. (2001). Clasificación Internacional de Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud. Ginebra: Organización Mundial de la Salud.
[3] Academia Española. (2001), Diccionario de la lengua española. Madrid: Real Academia Española.
[4] Palacios, A. (2008). El modelo social de discapacidad: Orígenes, caracterización y plasmación en la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Madrid: Ed. Cinca.
[5] Palacios, A. (2008). El modelo social de discapacidad: Orígenes, caracterización y plasmación en la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Madrid: Ed. Cinca.
[6] Ídem
[7] Palacios, A. (2008). El modelo social de discapacidad: Orígenes, caracterización y plasmación en la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Madrid: Ed. Cinca.
[8] Parra, I. y Arévalo A. (2008). Factores determinantes en la inclusión laboral de las personas en condición de discapacidad. Bogotá: Trabajo de grado
[9] Trigueros, I. y Mondragón, J. (2005). Trabajador Social. Temario para la proposición de oposiciones Campos de Intervención del Trabajador Social. España: Ed. Mad.

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